sábado, 24 de julio de 2010

Thelma y louise


 Y en ese momento me dejé llevar por el impulso.
-Oye Louise, no nos dejemos coger.
-¿Qué quieres decir?
-Sigamos adelanté.

Me miró. La miré. No hicieron falta más palabras, pero quiso cerciorarse.
-¿Estás segura?
Al final de al cabo; no tenía nada que perder. Asentí. Pisó a fondo el acelerador precipitándonos al Gran Cañón del Colorado.

Dicen que antes de morir ves pasar la vida por delante de tus ojos, yo no iba desperdiciar mis últimos instantes en recordar lo que habia sido mi vida, asi que opté por concentrarme en la mezcla de adrenalina y emoción que en ese momento invadía mi cuerpo. Y mi sentí bien, realmente bien, al saber que, por una vez en la vida, no estaba equivocada.

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Las palabras se tornan superfluas.