sábado, 23 de octubre de 2010

Prefiero que la gripe me encierre en mis sabanas a meterme bajo el paragüas

¿Quién no toma el sol, juega con la nieve y corre con el viento?
¿Pero quién se ha parado a sentir la lluvia?

¿Quién ha caminado bajo la lluvia pudiendo correr?¿Quién ha cerrado los ojos, levantado la cabeza y sentido cómo cada partícula de H2O te recorre cada poro al descubierto de la piel?
¿Quién prefiere llegar a casa con el pelo mojado y las lágrimas disimuladas?¿Con el jersei aguado y la sonrisa diluida?
¿Quién se sienta bajo la lluvia teniendo un sofá?
¿Quién espera a que los socabones se llenen de agua y formen charcos?
¿Quién sale de casa sin paragüas ni capucha?
¿Quién espera que las gotas de la mano se calienten, se enfrie la sangre y se pongan a la misma temperatura?
¿Quién ha sentido una gota de lluvia, fragil, caer derrotada en el pié?
¿Quién a podido sentir esas cosas que dicen los libros que no has leido?
¿Quién piensa en los girasoles los días que llueve?
¿Quién a estado gotas y gotas bajo la lluvia, y cúando piensas que ya no te puedes encharcar más, te alivias al absorver una nueva?
¿Quién se ha resguardado de la lluvia bajo la lluvia?
















¿QUIÉN?

Sí, sí que lo tengo

Cuando te miro de reojo. Y me callo mis pensamientos.
Cuando no te puedo ocultar nada, cuando me conoces más que yo misma.
Cuando te ries conmigo.
Cuando te ries de mi.
Cuando estás.
Cuando no estás.










Ahí, te necesito.

No sueñas porque duermes, sueñas porque estás vivo.

No sueñas con personas, sueñas con sentimientos.
No sueñas en tu habitación, sueñas en tu mente.
No es que no sueñes, es que no quieres aceptar tus sueños.
No sueñas cuando duermes.


Sueñas cuando duermes, cuando ríes, cuando vives.

sábado, 9 de octubre de 2010

-Cuéntame un cuento...o siete

Siete, ocho, nueve... así no descubría el sol cada mañana, contando cuentos.
Bill no era muy buen cuenta cuentos que digamos, de hecho él no permitía que lo catalogaran cómo tal. Yo no cuento cuentos, cuento descuentos, decía.
Cada mañana iba al mercado a primera hora para conseguir los mejores descuentos.
“Mira que descuento le he comprado hoy a las magdalenas, pianos, chanclas, globos y pistachos. A los batidos, nubes, sombreros, diccionarios, pentagramas y colores.”
También él me pedía que le contara descuentos. Yo no sabía contar descuentos, así que le contaba siempre el mismo cuento.


-Érase una vez un colorín colorado.

domingo, 3 de octubre de 2010

Con los pies en la tierra se sueña peor

Yo iba siete escaleras más atrás, y supuestamente era yo la emocionada por ver París a mis pies.
El Sena, la torre Eiffel, Notre Dame, el Moulin Rouge.
Sin aliento, llegué hasta arriba. De frente me encontré el Sacre Coeur ( guau ) y a mi espalda me esperaba PARÍS.
Me di la vuelta. El rostro se me desencajó.No me lo podía creer.
A duras penas se distinguía la torre Eiffel. Las nubes habían tomado el control de aquella ciudad.
Oí tu risa a mis espaldas. Gruñí por lo bajo, o quizá no tan bajo.
-Mira, yo vivo allí- Miré donde indicaba tu dedo. Pero mira que eras raro...
-¡Pero si allí no se ven más que unas cuantas nubes!
-Lo sé, es aquella, la pequeña y esponjosa.
Te miré con ojos desorvitados. Me devolviste una mirada de pronóstico reservado y sonreiste.

Vaya. Yo siempre había sido una persona con los pies en el suelo, pero en aquel momento no hubo nada que me pareciera más maravilloso que el hecho de vivir en el ático de París.