sábado, 9 de octubre de 2010

-Cuéntame un cuento...o siete

Siete, ocho, nueve... así no descubría el sol cada mañana, contando cuentos.
Bill no era muy buen cuenta cuentos que digamos, de hecho él no permitía que lo catalogaran cómo tal. Yo no cuento cuentos, cuento descuentos, decía.
Cada mañana iba al mercado a primera hora para conseguir los mejores descuentos.
“Mira que descuento le he comprado hoy a las magdalenas, pianos, chanclas, globos y pistachos. A los batidos, nubes, sombreros, diccionarios, pentagramas y colores.”
También él me pedía que le contara descuentos. Yo no sabía contar descuentos, así que le contaba siempre el mismo cuento.


-Érase una vez un colorín colorado.

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Las palabras se tornan superfluas.