domingo, 11 de abril de 2010

Tengo los pies fríos.

A mi despertador no le gusta que lo golpee a las siete y treintaicuatro.
Pero a mi me gusta bañar corazones de poliexpan por la noche.
Me gusta desayunar nubes en una copa de cristal.
Me gusta ponerme zapatos de papel al mediodia, aunque mis pies me guarden rencor por ello.
Me gustan los bocatas de philadelphia y las miradas de vicio.
Me gusta ver cómo las tazas de café intentan amargarme los sueños.
Me gusta amar a sorbitos.
Pero también amo de repente.
Me gusta conversar con el viento y pasear con las alturas.
Me gusta que me cures la voz cuando rozas mis cuerdas.
Me gusta bailar descalza y llorar de pie.
Me gusta desgastar las huellas dactilares en caricias.
Me gusta el helado de pistacho.
Me gusta oler la plastilina y pintar la realidad con plastidecor.
Me gusta ser sonrisas.
Me gusta cultivar los atardeceres en el tercer cajón de mi mesita.
Me gusta el cloro en las venas.
Me gustan los globos de colores llenos de poesias.
Me gusta ver cosas donde no las hay...y aunque no me guste..lo hago igual.
Me gusta recorrer las huellas de la gente en la playa a medianoche.
Me gusta la delicada fragilidad de las alas de una mariposa.
Me gusta darle a todos los botones en los ascensores con memoria justo antes de salir.
Me gusta guardar las risas.
Me gustan los imposibles, los posibles y el tacto de la seda.
Me gustan las cosas raras.
Me gustas tú, será porque tengo los pies fríos, mejor me ire a poner unos calcetines.

1 comentario:

Las palabras se tornan superfluas.