Aunque el amor sea amargo, los besos siempre son dulces, y las caricias siempre saben a poco:
(...)
No te llenes la boca con reproches si aún te queda en la copa un úlimo trago.
No te pidas otra cerveza, no te acabes el ron.
No dejes que
sus lágrimas resbalen por tu conciencia.
No cierres de un portazo si te has dejado las llaves dentro.
Si quieres aclararte las ideas, no te entierres en el sucio bar de la esquina.
No te olvides quien te quiere, no saques de billetera.
No dejes que el
sol amanezca en
la cama de otra.
(...)
Esconde la noche debajo del felpudo y
vuelve a pedir perdón, como cada
amanecer...
(...)
Pd.: Y no importa lo que hagas, ni lo poco que te arrepientas; porque yo, te volveré a perdonar.